Tú eres el artista y tú la obra de arte

"La afición a la lectura ha llegado a ser tan sospechosa que el analfabetismo se hace deseable y honroso".

De "El hereje" de Miguel Delibes

Después de estudiar ciencias y filología acabé dedicándome al teatro en el que llevaba desde la adolescencia y cambiando de país. Pasé por todo, empecé en el teatro experimental y de investigación para llegar de mayor al teatro para bebés del que sigo enamorado perdidamente. También pasé por todas las funciones: actor, autor, director, profesor, productor, organizador de festivales, hasta titiritero, todo. Y también por diferentes artes: teatro, mimo, música, literatura y hasta la pintura (en la que sigo siendo medio negado, pero aprendí a defenderme). No es que sea Da Vinci, es que cuarenta años de profesión dan para mucho.

Como lo que me mueve es la curiosidad y siempre me he metido a investigar en distintos ámbitos que sirvan para el trabajo del actor, un día, hace más de diez años, me vi metido en una escuela para terapeutas, convencido de que esto me serviría para comprender mejor el espíritu humano (es que la investigación del actor lo abarca todo).
No sé ni como me vi un día en prácticas frente a un paciente, y te aseguro que esto me cambió para siempre.
¿Por qué? Porque encontré un sentido de vida más allá de las luces de neón. De repente sentí que podía tener un propósito de vida más anónimo y de servicio a los otros.
Yo me lo explico de manera muy gráfica o sensorial, más bien. La sensación es la emoción y piel de gallina que he sentido al ver que alguien mejoraba su vida en ese espacio tan chiquito y anónimo de la terapia. Una sensación que no había sentido jamás ni con todos los aplausos de un auditorio repleto.

¿Y por qué te cuento esto y por qué esto te interesa? Por lo que te explico a continuación:

Hace ya unos cuantos años caí como muchos en las luces de colores de cambiar la vida mágicamente. Como me encanta el cambio, probé muchas cosas y como siempre probé cosas nuevas en mí antes de probarlas con mis actores, exploré a fondo gran diversidad de técnicas (líneas, herramientas, filosofías…) que siguen estando de moda. En general, logré cambios, sí, promesa cumplida; cambios radicales, sí, promesa cumplida; pero cambios a peor, absolutamente desastrosos.
Y te juro que la cantidad de cadáveres que fui viendo por todos lados, detrás de sus caras estereotipadamente sonrientes y su positividad sobreactuada me convencía día a día de que ese no era el camino, que ni había camino por ahí ni nada parecido más que barro, charcos y estiércol.

Bueno, en primer lugar, ese sentido de responsabilidad de experimentar en mí antes de someter a un actor a algo de lo que desconozco las consecuencias, basado, justamente, en mi base científica y artística. Analizo todo, a la ciencia con mentalidad artística y al arte con perspectiva científica. Para mí el espíritu artístico y el espíritu científico convergen, son parte de una misma raíz.
Necesito que las cosas me cierren y escarbo hasta demostrar la validez o encontrar el defecto escondido de las cosas.
Y créeme, en este mundo del cambio, en las posmodernidades actuales, hay muy poca vida, poco conocimiento de la vida, mucho bla bla bla, pero nada cierra, puro humo y fuegos de artificio.

Sin embargo, sí se pueden hacer cambios importantes, dar saltos vitales de envergadura, pero esto tiene que hacerse de manera mucho más modesta, más realista y alineada con los valores realmente importantes para cada uno.
No hay una fórmula y eso es lo que vengo a contarte.
Hay maneras de enfocarse y de caminar.

Así que si esperas aquí encontrar el “método milagro” te garantizo que quedarás completamente decepcionado.