Esta es tu vida, no pases de largo por ella, pasa pasando con atención por cada paso.
Sí, ya sé que es una verdadera cagada.
Ya sé que querrías estar ya mismo en ese lugar soñado.
Ya sé que no te estoy prometiendo una felicidad total de hoy para mañana.
Ya lo sé, no hace falta que lo repitas.
Y sé que lo que te digo puede parecerte no demasiado alentador.
Pero, ¿quieres que te mienta?
¿Me creerías?
Por supuesto que no.
Pero sí te felicito.
Te felicito cada vez que sientes que tu vida se va a la mierda porque es el momento sagrado en que se te cae toda la impostura y tienes la oportunidad única de cambiar.
Pero de cambiar de verdad, desde lo profundo, desde el alma, renaciendo desde la herida más honda.
Deja ya de pretender que todo tiene que ir bien.
Cuando va bien, va bien y genial por ello; pero cuando va mal es que simplemente va mal y es preferible ser consciente de lo que hay.
Los errores son necesarios, y si ‘necesario’ no es la palabra más afortunada, sí que son inevitables.
Errar es señal de que pruebas, de que intentas, de que vives; y en los errores se encuentran los mejores aprendizajes. Share on X
Errar es señal de que pruebas, de que intentas, de que vives; y en los errores se encuentran los mejores aprendizajes.
Permite que todo sea.
¿Cómo quieres aprender nada si todo va siempre bien?
¿Cómo quieres avanzar, evolucionar, crecer si no te alegras de que de vez en cuando todo se caiga?
¿Por qué te empeñas en que todo sea una risa?
Por qué te angustias por tu angustia creyendo que a tu alrededor todos ríen, solo ríen, nada más que ríen y hasta en sueños ríen.
No, ellos también lloran.
En sus Porsches rojos, también lloran porque desean lo que no tienen; por ejemplo: una vida descansada en el humilde salón de sus casas sin hacer nada.
Deja ya de compararte.
Deja ya de compararte con quien tiene lo que tú no tienes.
Deja ya de compararte con tu yo soñado, que tendrá lo que quieres ahora, pero no tienes.
Deja ya de compararte con el tú que deberías ser y no eres.
Deja ya de compararte con el tú que te dicen que deberías ser y con el que debería sentir lo que ahora no sientes.
Fotografías: Robert Chan Chieng
Permítete, permítete de vez en cuando que todo te vaya mal. Share on X
No seas tan irrespetuoso.
Respeta a este que eres ahora.
Respeta esto que sientes.
Respeta esto que habita en ti.
Respeta este sentimiento de dolor y decepción.
Respeta tu imagen caída.
Respeta tu aliento apesadumbrado.
No has de ser de ninguna manera, ya eres.
Y lo que serás, lo serás y punto.
Estás queriendo ser de una manera en la que crees que serás mejor aceptado por tu pareja, por tus amigos o por tu círculo social.
Estás creyendo que el día que consigas tener suficiente dinero tus problemas acabarán.
Estás creyendo que el día que logres el nivel ’n’ de la disciplina espiritual que haces, lograrás por fin la iluminación.
Estás creyendo que el día que logres la excelencia en la gestión de tus emociones, tu intenso dolor desaparecerá para siempre.
¿Te das cuenta de que todo lo que haces es para salir de donde estás ahora?
¿Te das cuenta de que lo que estás haciendo es no valorar la vida que habita ahora en ti, la vida que habitas ahora?
¿Te das cuenta de que te estás faltando el respeto de manera insultante?
Deja ya tus experiencias de segunda mano y empieza a vivir con tu vida propia en vez de con vida ajena.
Que todo te sale para el culo… pues, ¡felicidades!
¡Vive, aprende, experimenta!
Aprende de cada experiencia.
Que te dicen que no estás haciendo lo debido… ¡pero vamos!, ¿tú lo has experimentado?, ¿cómo sabes, pues, qué es lo correcto si no lo has experimentado?
Experimenta, vivencia, siente, cáete, revuélcate, levántate, tropieza y vuelve a caer y a levantarte una vez más.
Ya lo ves, lo estás viendo, es transparente.
¿Lo ves?
No pasa nada, no pasa absolutamente nada, no tiene nada de malo pasarlo mal y muy mal.
Deja de sentirte una víctima.
No pasa nada, no pasa nada… tranquilo, que esto también pasará.
Pásatelo mal, pásatelo bien, pero pasa pasando por donde pasas.
No pases de largo sin pasar detenidamente por cada experiencia.
Pasa pisando, entrando y comprometiéndote con todo.
Eres dueño de tu vida.
No pases de largo por ella.
Vívela con todo, con lo que venga y con lo que te vayas fabricando desde tu libertad.
Permítete, permítete de vez en cuando que todo te vaya mal.
Leandro Ojeda López
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