Hazte el amor como si fuera a acabarse el mundo en una hora.
Hazte el amor.
Hazte el amor frenéticamente, dulcemente, con intensidad, con pasión, con gozo, y hasta con exageración.
Observa que el amor tiene múltiples facetas, infinitas caras que dependen de tu mirada y no siempre son agradables, no siempre son eso que sueles llamar: amorosas.
Hazte el amor teniendo en cuenta que el amor no siempre es ‘amoroso’.
Mírate a los ojos.
Acércate, cruza tus brazos entre sí y abrázate.
Acaríciate.
Fúndete en un abrazo contigo.
¿Cuánto hace que no te fundes en un abrazo cálido, intenso, constante y sincero contigo mismo?
Te hablo de un abrazo de verdad, ese que se echa en tus brazos y se abandona y cobija.
Ese que deja que todo el dolor fluya a borbotones si está atrapado desde hace tiempo.
Hazte el amor.
Hazte el amor frenéticamente.
Mira profundamente a los ojos de quien tienes al lado.
Si por lo que sea no es posible o no hay ningún alguien, imagínalo.
Puedes mirarlo a los ojos igualmente.
Entra en su alma, acaricia sus manos y permite que su alma se funda con la tuya, es tu redención.
Hazte el amor como si fuera a acabarse el mundo en una hora. Share on X
Hazte el amor en esa unión álmica.
Estás haciendo el amor con un otro, pero si te das cuenta, es como si estuvieras haciendo el amor contigo.
Estás haciéndote el amor.
Fíjate cómo este acto amoroso puede ser indiferente a un amor sexual.
Fíjate cómo este amor es profundo, cálido, intenso y hasta, a veces, duele.
Lo que duele es ese bloqueo que se resiste al amor.
Lo que duele es esa coraza que se resquebraja.
Lo que duele es tu piel endurecida desgajándose por las heridas que provoca el amor al penetrar en ti.
Si no bajas las barreras, si no te rompes, si no haces estallar tu personaje por los aires, el amor no encontrará espacio para entrar ni para salir.
Mucho menos para fundirse.
Fotografías: Anna O
Hazte el amor.
Hazte el amor de pie.
Hazte el amor de rodillas.
Hazte el amor en cuclillas.
Hazte el amor acostado.
Hazte el amor rodando.
Hazte el amor en máxima quietud.
Hazte el amor.
No pares.
Sigue.
Hazte el amor hasta no poder más.
Hazte el amor
Sé tú mismo el amor que deseas encontrar en ti.
Sé el amor que deseas recibir.
Sé amor.
Hazte el amor.
Conviértete en amor.
Sé el amor.
Leandro Ojeda López
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Hola querido acompañante del alma, qué te inspira para escribir? Después de tanto tiempo, lograste desestructurarme nuevamente. Me desarmaste como lo hiciste una vez y aquí regresé. Muchas gracias. Ojalá pudiera apoyar mi mano en tu corazón para ver quién sos en realidad. Me despertás cada sensaciones. Mi sangre entra en ebullición, sube mi adrenalina y siento que si me dejo volar, voy a explotar de placer para fusionarme con el principio de todas las cosas. Te mando un abrazo con mucha paz y armonía.
Queridísima, Edith, realmente has conseguido dejarme sin palabras, cosa que no es tan fácil y ni sabía cómo o qué responderte. Me lanzas unas preguntas que dan para contar mi vida entera, ja ja. Me inspira, no sé... Vivencias propias, ajenas, de pacientes, de gente a mi alrededor que veo sufrir o intentar vivir a toda costa. La escritura ha estado en mí siempre y la poesía es mi origen de todo. Me hace cierta gracia la ola moderna de canalizadores como seres más allá de no se sabe qué, ya que los artistas es lo hemos hecho y hacemos toda la vida, captar la información que está en el campo y que con poros abiertos penetra y se transmuta en expresión que refleja algún alma. Poco más, no hay misterio, no hay ciencia, no hay nada que haga más o menos especial. ¿Quién soy? Alguien absolutamente normal, como tú y como cualquiera, alguien raro, también, como escucho a menudo de quienes me quieren, pero somos tantos los llamados raros que no sé que tiene eso de raro. Hacer esto es lo que más amo, aquí por fin he conseguido unir al poeta con el servicio a los demás, mi misión de vida transcurre por aquí. Y aunque no siempre tenga ganas de escribir, a veces me obligo porque descubrí que hay a quienes les hace bien que haga esto. Muchísimas gracias por tu vibrar y tu sentir. Un abrazo con el corazón en la mano.
Buen día querido Leandro, sos lo más hermoso que conocí en la tierra. Gracias por ayudar a todo esa gente que te rodea. Ojalá en algún momento tengamos la oportunidad de cruzarnos, aunque sea para compartir un rato de locuras. Que Dios te acompañe y tengas un lindo día. Edith.
Buen día, Edith. Gracias por tus bellas palabras. Seguro que llegará ese día y será muy lindo compartirlo. Un gran abrazo de corazón.