Aunque sea solo por hoy.
Si ves que te es imposible, agéndalo para mañana.
Si tampoco puedes, te lo escribes en algún lugar visible para hacerlo en esta semana.
La próxima ya no vale, ya sería una prolongación innecesaria de un simple ejercicio.
Aunque sea solo por hoy, haz este pequeño ejercicio que te propongo para experimentar la fuerza de la vida en su más ingenua y limpia expresión.
Practica la bendición y bondad de la alegría.