Autor: Leandro Ojeda López

Si tus sueños se hicieran realidad, sería maravilloso, ¿no es verdad?
Imagínate con aquello que siempre deseaste.
Imagínate viviendo la vida de tus sueños.
Imagínate que todo por lo que luchaste toda tu vida ahora lo tienes delante.
Si todos tus sueños se hicieran realidad, ¿qué habría?

Cuando sientas que hoy no puedes, que hoy es un día que se tuerce y luchas por reconvertir, por volverlo positivo aún a costa de más sufrimiento, déjalo ser, déjalo transcurrir, permite que se exprese en toda su tragedia.
Espera al siguiente día mientras experimentas el día tal como viene.

Entiendo perfectamente que sientas una enorme confusión. Te aseguro que te entiendo, no sabes cuanto. Tanta frase, tanto mensaje iluminado, tanto discurso seguro proveniente de un otro que cuando no consigue hacer resonar tu lado positivo, acrecienta tu inseguridad, te sumerge en lo peor de tu vulnerabilidad y realza tu peor sentimiento de estupidez.

Y si sales hoy a caminar aprovechando este hermoso sol.
Y si te vistes de naranja y te pones una bufanda de lunares rojos.
Y si haces algo extraño, loco, divertido, desajustado con tus normas.
Y si no haces nada de lo que tenías planificado para hoy y te tiras a la marchanta.

Cree en los milagros.
Están ahí por todos lados rodeándote.
Están haciendo gestos sutiles para los más despiertos.
Y están haciendo gestos desesperados para los que no ven ni un relámpago en el desierto.
Quieren dejarse ver.
Les gusta ser mimados.
Nacen para ayudar.

Hay un lugar donde hallarás todo. Todo lo que buscas y lo que no esperas encontrar. Hay un lugar en el que lo bueno y lo malo no se distinguen y se muestran claros como una única realidad.

Deja para mañana lo que no puedas hacer hoy. Deja de insistir con el esfuerzo sin sentido. Deja de tocar esa puerta que no se abre con la misma mano y la misma intención. Baja tu auto-exigencia. Exígete exigirte menos. Exígete entrar en sincronía con el orden natural de las cosas.

¿Has visto qué satisfacción se siente cuando llegas por fin a esa meta que ni eras capaz de soñar? Las metas está bien tenerlas, trazarlas, soñarlas y rebasarlas… Soñar aún más allá de lo que eres capaz de imaginar en situación de autocontrol consciente, en situación de control inconsciente. Luego te las olvidas y las dejas ir y te dejas ir.

Te has quedado detenido, expectante, sin saber reaccionar.
Te has revestido de un manto de prudencia y no sabes cómo rasgar la persona que te cubre para dejar salir al ser.
Tienes miedo. Mucho miedo.
Si asomas la nariz, si levantas apenas el tono de tu voz… temes una reacción reprobatoria de quienes tanto te quieren, de quienes tanto quieren a ese que no eres y crees que detestarían al que eres en verdad.