Estás sentado en un instante de tu vida en que vas a programar tu nuevo camino.
Hay una sensación de alegría interna, de pequeña inmensa convicción de que estás ante un momento importante hacia tu destino.
Estás en blanco antes de empezar a programar, pero sabes que hay alguna claridad exacta aunque aún no seas capaz de escribir ni una letra sobre el papel que has dispuesto sobre la mesa para llenarlo de rutas, pasos y puertos de esa vida que presientes.