Cuando el instante se manifiesta completo, el tiempo desaparece.
Y entonces te sientas en la arena junto al mar.
Y entonces te quitas la ropa.
El día está un poco frío.
Hay algo de sol.
El viento está activo.
Se te va llenando el pelo de arena.
Pero no te importa.
El mar parece fuerte.
Las olas van y vienen con rapidez, con seguridad, con decisión casi violenta.
Y entonces todos los instantes se juntan en ese instante.
Y entonces todo está bien.
Cada nueva respiración te inunda de una alegría fresca.
Tu cuerpo todo expresa una risa perpetua.
Y entonces te lanzas al mar.
Y te zambulles entre las olas.
Y te llenas de sal.
Y el agua está fría.
Y sientes calor.
El alma late.
El corazón habla al cielo de amor.
Con la cabeza vuelta al sol, tu boca ríe un ahora exacto y radiante.
Y abres los brazos.
Y te detienes en esa foto.
Y la guardas con cada sensación grabada firme en la memoria.
Y te acuestas sobre la superficie.
Y te dejas mecer por las olas.
Y descubres el sentido de la creación.
Y descubres el sentido de la gracia.
Y descubres el sentido de la felicidad.
Y descubres el sentido de la vida.
Leandro Ojeda López
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